Habla con precisión y en un perfecto español. Guarda en su memoria prodigiosa, historias, anécdotas y detalles minuciosos de sus más de siete décadas en nuestro mundillo. Exactamente 73 años vinculados a los palomos deportivos le convierten en una voz autorizada, de la que hay que aprender y, sobre todo, saber escuchar.

Siempre funcionó en solitario con sus palomos, pero desde hace tres años le gustó la propuesta de cuatro amigos palomistas y crearon la Peña Los Intocables-La Torrellanense. Semejante cambio se debió a los objetivos más altos de la peña: campeonar a nivel nacional.

Santiago es cerebral, también emotivo y muchas veces pasional. Durante la extensa charla, y en dos ocasiones, se le escaparon algunas lágrimas de la emoción al recordar a su madre y algún palomo de su propiedad. Lean con tranquilidad sus opiniones y seguro sacarán mucho en limpio.

 

-Santiago, ¿cómo y donde comenzó su afición por los palomos deportivos?

Tenía 8 años, fui un día con mi madre al mercado en Cartagena y en un puesto había palomos deportivos. Me quedé prendado de aquellas aves y mi madre me compró una pareja. Luego tomé contacto con el club de la ciudad, vinieron unos socios, me regalaron 2 palomos y así comencé en esto.

-En estos 73 años de actividad ¿tuvo algún parón?

-Sí, el único parón que tuve fue cuando me fui a Murcia capital a la estudiar a la universidad. Iba a diario en motocicleta, cursaba las materias y regresaba a casa. Cuando obtuve mi graduación continué sin parar hasta ahora.

-Sé que también fue gestor en Cartagena y Murcia, ¿qué cargos ocupó?

Fui presidente de la Sociedad La Equitativa durante 8 años, también vicepresidente en otra Junta Directiva y Jefe de los Servicios de Inspección en la Federación Murciana.

-¿Cómo analiza la colombicultura de años atrás?

Todo ha cambiado radicalmente. Antes veíamos trabajar al palomo, enamorar a la paloma y llevarla al palomar. Los palomos ganadores reinaban durante varios años, el ejemplo mío es El Monter que fue dos años al Campeonato Nacional en Archena donde clasificó tercero y otro año al Nacional de Valencia donde fue primero hasta el último día y le faltaron unos pocos puntos para ser tercero. Hoy un palomo gana cualquier concurso y luego desaparece.

-Por lo que me cuenta, ¿deduzco que en la actualidad la cosa no va bien?

Exacto, la colombicultura actual va a peor. Hoy las aves son robots, autómatas, le hemos quitado al palomo la capacidad de llevar a una paloma al palomar. Hace años en nuestra sociedad de Cartagena poníamos en una pizarra los palomos que más meritos acumulaban respecto a la cantidad de palomas que llevaban al palomar, porque eso es lo bonito y demuestra la capacidad de seducir. Hacíamos un ranking para ensalzar los méritos de los palomos.

-¿Cree que actualmente se comenten errores en la preparación general del palomo?

-Creo que cada palomista los prepara de acuerdo a sus métodos. Yo sigo a la antigua respecto a la alimentación: panizo, yedro, abejón, avena pelada, lenteja y piedra (granito y barro).

-¿Y respecto al uso de fármacos?

Bien, yo no los utilizo aunque reconozco que existe un arsenal de productos a disposición de los colombaires. Creo fundamentalmente que todo pasa por tener mucha limpieza e higiene en los palomares. Antes con Pastrix y Escapilla (para lombrices) solucionábamos problemas. Al día siguiente el ave expulsaba esos huevos de las lombrices y se curaba y también usábamos mucho la tintura de yodo para las infecciones de la garganta.

-Dígame Santiago, ¿cuáles fueron los 3 mejores palomos propios que tuvo?

EL MONTER era un azul cielo que nunca abandonaba la paloma, si no encontraba la hembra salía a buscarla. Era tan bueno que la gente en las sueltas le hacía palmas.

EL 47, un negro que fue primero en un Comarcal y cuarto en un Inter y en un Provincial. Un año se deshidrató en el Campeonato Nacional de Tobarra (Albacete), pero era tan bueno que a ese campeonato vino un microbús repleto de aficionados a verlo actuar. Era un espectáculo, un guerrero.

EL SUSTITUTO, un rosado que volvía muy bien de largas distancias y daba con la paloma. En el Castillo de Caravaca se proclamó campeón de un concurso y clasificó para el Nacional. Daba espectáculo siempre.

-¿Y el mejor palomo ajeno que observó?

-Se llamaba DI STÉFANO, era de Salva, el dueño de una fábrica de sombreros de Gata de Gorgos y clasificó tres años para el Campeonato Nacional. Era un blanco muy vistoso, siempre pegado a la paloma y muy enamoradizo. Un fenómeno.

-Usted ha criado muchísimos palomos propios y también ha comprado ejemplares.

Sí, le he comprado muchos palomos al señor Ahuir de Jávea. De un negro llamado VIAJERO aún me queda descendencia de hace 70 años. Creo que las dos opciones son positivas para la buena trayectoria de un palomista.

-¿Qué filosofía tiene la Peña Los Intocables-La Torrevejense?

-En primer lugar dejamos claro que la peña tiene que tener una voz cantante respetada por lo demás, eso es fundamental para comenzar. Luego, y de acuerdo al tiempo de dedicación a esta afición que tiene cada integrante, deben repartirse cargos: a. mantenimiento; b. alimentación; c. limpieza; d. observación; e. elección de las competiciones, etc. Queremos llegar arriba y para ello debe haber una gran unión y colaboración, como si fuésemos una familia. He participado 18 veces en Campeonatos Nacionales y he cosechado dos terceros premios, pero no pararemos hasta lograr el título de campeón nacional.

-La gente en los clubes se hace mayor y hace falta savia nueva, ¿cree que estamos atrayendo a los jóvenes a incorporarse a los palomos deportivos?

-Creo que si la Federación Colombicultura de la Comunidad Valenciana no hace algo, el problema irá a más. Entiendo que hace falta difusión, saber en que consiste nuestra actividad, y los jóvenes ver sus palomos trabajar. Si un palomista veterano pierde afición por ver sus palomos volar toda la tarde, imagínate lo que sentirá un joven recién iniciado.

-Por último Santiago, ¿qué opinión le merece la afición del Club Virgen del Mar de Palomos Deportivos de Santa Pola?

-Para mí es muy buena. Aquí este deporte está muy desarrollado y el club tiene una mezcla de veteranos y jóvenes que aseguran la continuidad de nuestro deporte autóctono valenciano durante muchos años. De Santa Pola guardo una anécdota de esas que nunca se olvidan porque en un Concurso Comarcal perdí un hijo de El Montés y El Español y nunca apareció. Pero siento un gran placer, al igual que mis compañeros, de volver con nuestra peña a competir en concursos de Santa Pola.