Entrevista de Juan Carlos Martínez, ex presidente de la sociedad

PRESIDENTES SOCIEDAD VIRGEN DEL MAR DE PALOMOS DEPORTIVOS

FICHA TÉCNICA

Nombre: Juan Carlos Martínez Bernabeu

Nacido: En Elche

Palomista: Desde los 12 años, allá por 1.986

Presidente: En la Temporada 2006 – 2007

Relación con Santa Pola: Venía desde Elche todos los días a volar palomos a Santa Pola.

-¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo de los palomos deportivos?

– Quien me introdujo en este ambiente fue Ángel Amador Piedecausa. Yo tenía unos palomos normales de raza y él me regaló unos pichones para empezar. Tenía tanta ilusión que me venía a diario de Elche para volarlos.

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-¿Recuerdas el primer concurso en el que participaste?

-Sí, eso es inolvidable. Participé con Quo Vadis, un palomo blanco que me regaló El Choche, un gran amigo. También Alfredo Moreno me regaló un magaño, Geyperman con el que gané el Concurso del Pavo y luego se lo volví a ceder a él.

-¿Qué concurso importante has ganado?

– El primer Comarcal que gané fue en Realengo con el palomo Arizona, un azul y también recuerdo que las palomas fueron muy malas. Junto a Pepito Rapaset ganamos un Intercomarcal de Santa Pola con El Triplicado, un rojo que nos lo dio Antonio Costa de Guardamar. Se quedó solo un día toda la tarde y definió el concurso.

-¿Cuáles fueron los mejores palomos que has tenido?

– Puedo citar a cinco. EL NOELIA, un blanco gavino, muy fuerte en el suelo y con mucho rebote. EL REGRESO, fue un gavino que me costó 100.000 pesetas de antes, una fortuna en aquella época. Antonio Costa me regaló EL NEGRO, un palomo con mucho rebote y en palomas cortas era fenomenal. Recuerdo el negro trepado ARIEL, un palomo que mordía bien pero lo anecdótico era que si le daba el sol se quedaba durmiendo. Y sin duda el mejor ejemplar que tuve fue EL ARIZONA, un fenómeno de la naturaleza y que tenía todo.

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-¿Cómo surgió tu vocación de árbitro de palomos deportivos?

– Por Ángel Amador Piedecausa. Me animó a sacar el carnet y por entonces los exámenes se hacían en Valencia. La anécdota es que me avisaron un día antes que tenía que presentarme a rendir. Leí el reglamento a fondo y en 45 minutos aprobé un examen que normalmente duraba dos horas.

-¿Cómo ha sido tu carrera como árbitro?

– Ha sido amplia y extensa. He pitado concursos locales, Baix Vinalopó, Comarcales, Intercomarcales, Provinciales, Comunidades, Copa de Presidente.

-¿Cómo analizas el nivel actual de los árbitros?

– Antes había más nivel que ahora y en gran parte el problema es por la crisis económica que vivimos. Ahora cualquiera se pone a arbitrar y se ha perdido calidad. Las características de un buen árbitro son 1. facilidad mental para recordar 270 palomos en una semana (tres concursos), 2. don de la palabra hacia los participantes, 3. Respeto, porque si respetas te respetan a ti y 4. forma física, el árbitro tiene que estar ágil, potente y veloz y tiene que subir al árbol personalmente.

-¿Cómo fue tu experiencia como presidente de la Sociedad Virgen del Mar de Palomos Deportivos de Santa Pola?

– La experiencia fue muy buena porque pudimos traer a nuestra villa en la misma temporada el Intercomarcal y el Baix Vinalopó. Fueron dos éxitos organizativos de la sociedad y hubo un buen trabajo de equipo de toda la Junta Directiva y demás colaboradores.

-Luego de 25 años de estar en contacto con la sociedad local ¿qué opinas de la colombicultura en Santa Pola?

– La sociedad de palomos deportivos de Santa Pola es una de las más fuertes y respetadas de la Provincia de Alicante. La época de los jóvenes ya pasó. Ahora nos vamos mucho al picadero -que es donde se hacían los jóvenes- y abandonamos los pueblos, cuando es más bonito volar en el pueblo que en el picadero.

-¿Qué significa para ti Juan Carlos, el hecho de que la sociedad esté próxima a cumplir 50 años de actividad?

-En lo personal es un orgullo haber sido socio y presidente de la Sociedad Virgen del Mar de Palomos Deportivos. Todo el mundo ha aportado su granito de arena y han hecho mucho por la sociedad. Una de las claves es que siempre ha imperado el ambiente competitivo en los concursos, pero sano y de respeto mutuo en las demás actividades de la sociedad.