El pasado domingo 21 de octubre los comicios realizados en las tres sedes administrativas de la Federación Colombicultura de la Comunidad Valenciana, otorgaron la victoria a la lista encabezada por Ricardo Luis García Esparza, quien con su grupo de colaboradores conducirán durante los próximos cuatro años los destinos de la colombicultura en nuestra comunidad.

El cómputo final de los votos no ofrece ningún tipo de sorpresas, los ganadores obtuvieron 1.338 papeletas, frente a la lista opositora que sumó 573. Sin ninguna duda que la confianza y determinación de la familia palomista castellonense, valenciana y alicantina encontró en García Esparza un programa acorde con los tiempos que corren y dispuesto a realizar cambios en numerosas líneas de trabajo federativo.

A vuelo pluma podemos citar acciones para zuritos y rapaces, inspecciones, comarcas, aficionados, competición, desarrollo tecnológico, valoración de palomas y árbitros por parte de los aficionados, creación de la figura del Preparador de Palomas, elección de sedes fijas a partir de los Inter comarcales, modalidades deportivas como La Esencia y Palomos de Raza, promoción deportiva y juvenil, elaboración de una revista con los diferentes campeones de la comunidad, regionales, provinciales y nacionales, etc.

Pero hay una cifra que no podemos dejar de analizar a tenor del título del programa electoral ganador: “Millorar la colombicultura es cosa de tots”. De las 11.000 licencias que dispone la FCCV sólo pasaron por las urnas 1.911 votantes, alrededor del 20% del padrón electoral, o sea, que 8 de 10 palomistas no participaron en la cita electoral.

¿Es válido aceptar que la distancia de ciudades y pueblos a las tres sedes impidió el desplazamiento masivo de votantes? Por citar algunos ejemplos: de Morelia a Castellón hay 208 km. de ida y vuelta, de Vinaroz 160 km; de Ademuz a Valencia 292 km. y de Utiel 164 km. y de Orihuela a Torrellano median 105 km. y de Pilar de Horadada 156 km. La geografía de la Comunidad Valenciana posiblemente fue un impedimento  para una afluencia masiva. Es difícil que una persona, por más pasión que tenga por su deporte autóctono valenciano, realice 200 o 300 km. para depositar un voto, el día de su descanso y de reuniones familiares. Pero todos tuvieron una segunda opción para participar en las elecciones, el voto por correo, que fue utilizado por muy pocos palomistas. Y la tercera opción –que pudo haber sido viable- no se llevó a la práctica: el voto electrónico, tan eficaz y rápido, como una herramienta de gran eficacia para estos eventos y este aspecto logístico no fue contemplado en su justa dimensión.

¿Es posible que las candidaturas no hicieran la suficiente campaña pre electoral profundizando cada una de las acciones que pensaban desarrollar?. Puede ser, ambas listas tenían muchos temas para tratar y debatir y posiblemente no llegaron a explicar masivamente sus proyectos a los verdaderos destinatarios de la contienda, clubes y palomistas.

Pero hay que centrarse en la realidad y estos hombres y mujeres que tienen la responsabilidad de administrar la colombicultura valenciana en el próximo cuatrienio, deben mover los cimientos de la indiferencia, que según el diccionario es el “estado de ánimo en que no se siente inclinación o rechazo hacia persona o proyecto determinado”.

El proyecto que resultó victorioso en las recientes elecciones necesita imperiosamente la implicación de todos los palomistas, pero implicación de verdad. Estar codo con codo los dirigentes federativos con los deportistas, los árbitros con los inspectores, los presidentes de clubes con las tareas diarias de los socios, en definitiva, todos con todos.

Sólo así, con un fuerte entramado de todos los sectores será posible cubrir todas las expectativas propuestas por “este grupo de personas que han estado en dos legislaturas y gente nueva que se ha sumado, como todo el que quiera trabajar por el bien de la colombicultura –sin ningún tipo de interés personal – aquí tiene las puertas abiertas”.

Este es el inicio de la andadura, remar todos en la misma dirección, aunar esfuerzos, vertebrar once mil almas distribuidas en tres provincias, debatir y mejorar, organizar y cohesionar, no hay otro camino.

Siempre afirmo que el gran protagonista de este entramado es el PALOMISTA, el centro de interés de todas las acciones, pero también el palomista debe hacer su aporte diario a la mejora del colectivo. Es verdad que todos tienen un sin número de derechos, pero ojo, también un gran paquete de obligaciones.

La persona que no ejerció su derecho a voto el domingo pasado debe ser escuchada, atendida y rescatada por la nueva conducción federativa. A partir de ahí, transitar caminos juntos que sin lugar a dudas no serán fáciles, ni cómodos, pero que deben llegar inexorablemente a buen puerto.

Vertebrar es organizar o estructurar internamente una cosa, dándole consistencia y cohesión. Esa cosa es la Federación, esa cosa son los palomistas, esa cosa son los clubes. Mucho, muchísimo trabajo aguarda, ojala no pierdan el tiempo ninguno de los estamentos implicados, cada cual aguarda el estreno de esta legislatura con diferentes visiones. Y hablando de visiones, tengo dos deseos:

  1. que esas visiones, aunque no coincidentes, tengan puntos de encuentro, desarrollo y beneficio al colectivo, y
  2. como se dice en el mundo del teatro cuando se inaugura una obra, jamás se desea buena suerte sino la expresión escatológica: “Mucha mierda”. En definitiva, mucha mierda, señores de la Federación, mucha mierda, que será buena para todos.

 

José Alberto Álvarez Rodríguez

Periodista Deportivo Santa Pola