Entrevista a José Vicente Martínez Sempere «El capi»

PRESIDENTES SOCIEDAD VIRGEN DEL MAR PALOMOS DEPORTIVOS

PERFIL

José Vicente Martínez Sempere

Nacido: En Santa Pola

Apodo: El Capi

Hijos: David y Paloma

Sus Inicios

Mi afición al mundo de los palomos deportivos me viene desde casa, ya que mi padre, David Martínez Espinosa criaba palomos. Comencé con 13-14 años cuando la sociedad tenía su sede en la Plaza del Mercado (donde está hoy Llova). Me regalaron un palomo, se lo di a José Ramón “El Malio” y a partir de ahí empecé. Estuve dos años esperando hasta que elegí Palomos de Fomento (perdidos).

Mis primeros ejemplares

El primero que tuve fue un gabino que lo perdí a las dos semanas de lo malo que era. Ni llegué a ponerle nombre. Al poco tiempo compré el primero que se llamaba El Pavo y recuerdo que gané una suelta de un concurso local en los pinares del Polideportivo Els Xiprerets. Empecé a criar y llegué a tener 45-50 palomos deportivos en el picadero junto a Miguel Martínez Piedecausa “El Pitusín”. Fue uno de los primeros picaderos y recuerdo que lo teníamos en la casa de José Miguel Olivas Barba “El Pinche”. De esa época rescato a Golpes Bajos con quien gané un Concurso Local.

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Tintar Palomos

Fui uno de los primeros palomistas en tintar los palomos porque mi mujer era peluquera y me proporcionaba los tintes. En la época que comencé era presidente Andrés Sempere Baile “Perico”.

Anécdota

Las relaciones entre los colombaires y los cazadores han tenido momentos agradables y otros no tanto. Recuerdo que una vez durante una suelta unos cazadores mataron 5-6 palomos y los descubrimos. Luego de muchas idas y venidas tuvieron que pagarlos y todo se solucionó.

Conducir la Sociedad Virgen del Mar

Fui presidente de la Sociedad en la temporada 1.982 – 1.983. La gente no quería ser presidente porque había muchos problemas. Me lo propusieron varios compañeros y al final acepté. Me acompañó como vicepresidente Ángel Amador Piedecausa, también recuerdo en la Junta Directiva a José Antonio Holgado, entre otros. Nos planteamos como objetivos hacer varios Concursos Locales, criar buenas palomas y tener actividad todos los fines de semana. Hubo mucha participación y porras a 600 puntos (cada socio hacía un aporte y se lo llevaba quien se adjudicaba la suelta del día).

Mis mejores palomos deportivos

El mejor que tuve se llamó España va Bien, un rojo que me regaló Alfredo Moreno y al mes de entrar en la Sociedad quedé Campeón de Santa Pola. Se apegaba mucho a la paloma, la mordía y se quedaba con ella. Logré plaza para el Concurso Comarcal de Torrellano y ahí lo perdí en una suelta en el 2.008. Otro buen palomo fue Golpes Bajos, un rojo muy despierto y hábil. Era de suelo y en 1.980 fue primero. Y completo la trilogía con Tejero, un azul que compré a un señor de Orihuela que vendía en el Mercado Central. Cuando fui al mar con 18 años se lo di a José Ramón “El Malio” para que lo volara y luego lo vendimos. También he volado palomos a colombaires de Alicante (Rabasa) y de San Juan (a “Gasparín”).

Ayer y hoy de la preparación de los palomos

Antes y ahora son dos mundos distintos en la preparación de los palomos deportivos para la competición. Ahora salen hasta 120 palomos con la paloma, todos con muchos fármacos y productos. Creo que tendrían que hacerse controles antidopajes a los primeros o al azahar. Antes se les daba hiedros, algunas pastillas de vitaminas y nada más, ahora se les ha suministrado hasta Viagra.

El prestigio de Santa Pola en el ambiente de la colombicultura

La Sociedad Virgen del Mar de Palomos Deportivos de Santa Pola tiene un lugar ganado por los casi 50 años de trabajo de las distintas Juntas Directivas. Siempre ha habido gente joven que permite el relevo de las distintas generaciones y ha tenido muchos socios y aficionados a lo largo de tantos años.

Mensaje a los colombaires

Un colombaire es la suma de varias cosas. Primero tiene que gustarle mucho la naturaleza. También debe conocer muy bien al palomo con el que quiere competir y haberle sacado y picado tú mismo y si tienes los padres mucho mejor. Los palomos se llegan a querer como a un hijo.

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